15 de febrero de 2012

SOPORTANDO CON PACIENCIA EL SUFRIMIENTO



“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Cor. 12:9).

Tal vez has estando orando durante años para que termine cierta situación que te causa enorme dolor y sufrimiento. Te hace caer de rodillas, te empuja a buscar consuelo en la Palabra de Dios; te obliga a apoyarte enteramente en el Señor para encontrar esperanza y consuelo. Podría ser un hijo rebelde, una enfermedad, un marido no creyente, una situación laboral; sea lo que sea, te mantiene dependiente del Señor. Cuando quitas los ojos de Él, te hundes. Has aprendido con el paso de los años a no apartar nunca la vista de Él; la experiencia te ha enseñado que es un desastre para tu alma. Como Pablo has pedido tres veces que esta prueba termine, y muchas veces has creído que la solución estaba al caer, que un milagro venía de camino, solo para ser desilusionada una vez más, y triste de corazón. “La esperanza que se demora es tormento del corazón” (Prov. 13:12). Pero has remontado (Is. 40:31) innumerables veces para continuar viviendo con una espada atravesando tu alma (Lu. 2:35).

No llegó el milagro, pero lo que no has visto es que toda tu vida ha sido un milagro de la gracia sustentadora de Dios. Eres como el cordero cuya pierna el pastor ha quebrantada y lo lleva sobre sus hombros para que no se extravíe. Has sido llevado sobre los hombros de Dios durante todos estos años. Has aprendido a vivir con el dolor y el gozo de Dios a la vez (Fil. 2:17 y 27). Tienes ilusión para vivir y terminar la voluntad de Dios para tu vida (Fil. 3:13, 14). Eres una vencedora (Romanos 8:37). Le dices al Señor que tus tiempos están en sus manos (Salmo 31:15), que puede cumplir sus promesas para ti cuando quiere. Estás contenta de esperar sabiendo que no estarás defraudada (Salmo 138:8). Esta es la historia de tu vida. En el fuego de la prueba, Dios te está haciendo oro puro.

Así que le adoras como su siervo humilde. Él es tu todo en todo. No tienes ni amor, ni vida, ni esperanza fuera de Él (Salmo 73:25). Tus ojos se clavan en Él (Salmo 123:2),  Él te mira a ti, y vuestros ojos se encuentran. Respiras hondo y sabes que eres amada enteramente, y entendida, y apreciada (Jer. 31:3). Tu vida está en el altar, un sacrificio vivo. Sabes que la voluntad de  Dios es buena y agradable y perfecta (Romanos 12:2). Sirves a otros con el corazón roto, con un poder que viene solamente de Dios, y le amas con todo tu ser con un amor nacido del dolor y nutrido por el dolor, y derramado a los pies de Jesús.

Margarita Burt



(moltes gràcies, tieta!!)
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...